AE

Diana Palma

Agradezco la invitación a la Coordinadora a formar parte de esta mesa y primera Noche.

Comienzo explicando el nombre del trabajo. “AE[1], no es idea original, es copia fiel del nombre de un artículo de Germán García de un libro que se llama Qué política para el psicoanálisis en un apartado que lleva por nombre El amor en la Escuela.

La propuesta a trabajar desde la pregunta“ ¿Por qué una Escuela para la formación analítica?” me hizo recordar el nombre de ese artículo, AE; y motiva ese título la particularidad de algo que me gustó y es que la abreviación de AE, Analista de la Escuela, es la misma que a AE como “Amor a la Escuela”.

Evidentemente mis resonancias en el momento de ponerme al trabajo y pensar en la formación, fueron hacia una vertiente libidinal.

En el artículo mencionado AE dice “en la declaración de amor no hay que creer nunca”, haciendo referencia a la vertiente imaginaria del amor, relación amado-amante, pero, por otro lado, nos recuerda que Lacan, en el año ´77, arribó a una conclusión sobre el amor cortés y es que: el amor es vacío. Se desprende de acá, dice Germán García, que amar la Escuela, entonces, no es otra cosa que amar un vacío, un vacío que habita su núcleo, constituyéndose allí su vertiente real y fundante.

Ese vacío, esa falta, ese real se plasman en la pregunta ¿Qué es un psicoanalista? Una pregunta que no puede ser respondida sino es por el intento de uno por uno, en el marco de una experiencia de análisis llevado hasta el final.

En Política lacaniana, Miller nos recuerda que Lacan crea y sostiene la estructura de la Escuela en el SsS y en la relación con el agalma. Ambos conceptos están directamente vinculados al amor. Cuando fundó la Escuela de la Causa freudiana, el llamado que hizo fue “a los que todavía me aman”.

Lo agalmático de la Escuela siempre fue la enseñanza de Lacan.

En relación al amor, la Escuela se sostiene en la relación de cada uno con ese SsS que no es otra cosa que amor de transferencia y amor al saber. Ambos aspectos, ponen sobre relieve dos perspectivas a tener en cuenta: una, el amor de transferencia, otra, el amor al saber. [2]

Del amor al saber, se puede decir, que es un amor que no quiere saber nada de su propia causa y Lacan lo precisa como un rechazo de saber, un horror al saber sobre la castración, es aquel fundado en el amor al saber del Otro. Sería lo que conocemos como apertura y cierre del inconsciente, en su cara más resistencial, como obstáculo.  Por eso Lacan concluirá, que un verdadero amor desemboca siempre en el sacrificio del objeto ubicándolo así al final de la experiencia analítica ya que un verdadero amor es aquel que se confronta a la falta del lado de la castración y no del lado de la completud.

La Escuela una experiencia inaugural

Cuando Lacan creó su Escuela lo hizo como una “experiencia inaugural”[3], nos dice Miller en Política lacaniana. Esto significa que decidió arreglárselas con el grupo analítico de una forma distinta a cómo se las arreglaba Freud con la enseñanza,  con la transmisión y como resultado de un análisis.

La idea de Lacan era un grupo analítico sin ritos respetando la teoría, la experiencia y la práctica. Dirá: “Ubica a la Escuela como un organismo crítico a lo que sucedía en esa organización internacional” ( IPA).[4]

La idea fundamental sobre la que edifica la Escuela es la transferencia y le pone Escuela para diferenciarla de una Sociedad e invita a los no-analistas.

Los no-analistas, es una categoría que me interroga y Miller en El Banquete de los Analistas nos dice al respecto: “incluso aquellos que no se vuelven miembros pero se encuentran cerca, que trabajan para una Escuela de psicoanálisis, son atraídos por este. En 25 años muchas veces constaté admirado esta atracción”[5].

Miller también en El Banquete… se refiere a los no-analistas, como aquellas personas que se interesan por el psicoanálisis pero que no son practicantes, como lo fue él de joven.

Lo anterior es importante porque la Escuela de Lacan se fundó con la idea de ir más allá de toda elite, de unos pocos elegidos y a puertas abiertas. Él apuntó, desde su creación, a terminar con el “entre nos”, dice Miller.

Escuela quiere decir que no es solo para especialistas y así lo escribió Lacan en Reseñas de enseñanza.

“Propuso una nueva articulación del adentro y el afuera, justamente para impedir que el banquete de los analistas se cerrara; no solo para que entrara gente nueva, sino para imponer otra topología, en la cual el afuera pase adentro”.[6] Fue la democratización del psicoanálisis.

Lacan instaló la figura del éxtimo y solo dejó para el interior el pase.

Dice Miller: “Hay un saber que solo puede inventarse si se sangró por él, si se pagó el precio” pero, “… esto solo vale como saber si se puede transmitir a los otros, a aquellos que no tienen la experiencia. Eso es lo que significa la transmisión del psicoanálisis.”[7]

 En Los analistas y los semblantes se pregunta: ¿Cómo pasar de lo que se transmite a uno solo a lo que se transmite a todos? El pase está precisamente ubicado en ese lugar, para pasar del psicoanálisis al matema.[8]

¿Cómo darle valor universal? Para eso Lacan, en el momento de creación de su Escuela, invitaba y esperaba que los demás, los no-analistas, se mezclasen en los asuntos analíticos.[9]

La forma de transmitir lo particular a lo universal mediante el matema es el pase, es el lugar más científico que encuentra la Escuela para ese fin.

Pero ¿Qué es un analista? 

Traeré 2 términos, un binario que formuló Lacan en su Prosposición…[10] que es donde introduce el concepto de Pase, la extensión y la intención.

La extensión designa los elementos que caen bajo un campo; por ejemplo, los miembros que hay dentro de un conjunto. La intensión concierne a la definición de ese conjunto, los criterios de pertenencia a ese conjunto.

¿Un analista tiene extensión? ¿Qué intensión tiene el término psicoanalista? Se pregunta Miquel Bassols[11].

Estas preguntas motivan la existencia de la Escuela, el analista es uno por uno. No hay una extensión que haga la clase “el psicoanalista”, no debería haberla y por eso son tan importantes los no-analistas en el Escuela y de lo no-analista en cada uno de sus miembros.

Si podemos decir que el psicoanálisis en extensión es todo el campo de interés para el psicoanálisis: literatura, antropología, religión, todo saber que se acumula y que estaría más del lado de discurso universitario. El psicoanálisis en intensión no es acumulable, se produce nuevo cada vez, hace a la experiencia particular, se vincula al saber inconsciente, hace al goce y a la satisfacción pulsional. Es inédito.

Se parte de la inexistencia de “el psicoanalista” como un universal. El saber del psicoanalista es una formación del inconsciente, es la relación particular de cada sujeto con la causa analítica.

Para concluir y retomando el vacío, Eric Laurent nos dice: “La definición de analista es un vacío, alrededor de ese vacío la Escuela del Pase verifica la existencia uno por uno de sus analistas. La cuestión de la  formación está polarizada por esa experiencia”.[12]

Irene Kuperwajs cita de G. Dargeton en su trabajo Variaciones sobre el amor en la Escuela, cito: “La Escuela hace una oferta de vacío a través del dispositivo del pase. El pase como un destino posible del amor de transferencia en tanto que vacío, sin Otro” [13].

Comparto las palabras de la presentación de los documentos sobre la Escuela Una: “La Escuela Una no es una institución, no tiene ni sede ni estatutos. Es una experiencia sin fronteras y translinguística que pretende mantener viva la orientación lacaniana en el Psicoanálisis”[14]

Estar ahí, acá, con ustedes siendo parte de eso y colaborando con esa causa, causa mi formación.


[1] García, Germán, “AE”, Qué política para el psicoanálisis, Colección Orientación Lacaniana, 2003, p.103.

[2] Kruger, Flory, “Los usos del Amor”, Qué política para el psicoanálisis, Colección Orientación Lacaniana, 2003, p. 108

[3] Lacan, J. “Acta de Fundación” (21 de junio de 1964)

[4] Miller, Jacques-Alain, (1999), Política lacaniana, Colección Diva, Buenos Aires, 2017, p. 25

[5] Miller, Jacques-Alain, El Banquete de los analistas, Paidós, Buenos Aires, 2000, p. 39

[6] Ibíd., p. 41.

[7] Ibíd., p. 43.

[8] Miller, Jacques-Alain, (1991) “El analista y los semblantes”, Conferencias Porteñas 2” Paidós, Bs. As, 2009, p. 115-140.

[9] Ibíd.

[10] Lacan, Jacques, (1974), “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Momentos cruciales de la experiencia analítica, Manantial, Bs. As., 1987, p. 10.

[11] Miquel Bassols, (19 de septiembre de 2007) “Psicoanálisis en intensión y en extensión: los tres puntos de fuga” Intervención en el Seminario del Campo Freudiano de Barcelona en 1999, Psicoanálisis Lacaniano, Psicoanálisis en intensión y en extensión: los tres puntos de fuga, de Miquel Bassols (psicoanalisislacaniano.blogspot.com)

[12] Tarrab, Mauricio, (14 de abril de 2002), “Sobre la Formación Analítica y la Escuela”, Acerca de la AMP, la Escuela UNA. Asociación Mundial de Psicoanálisis (wapol.org)

[13] Kuperwajs, Irene, “Variaciones sobre el amor en la Escuela”, Qué política para la Escuela, Colección Orientación Lacaniana, Buenos Aires, 2003, p. 115

[14] Presentación en Acerca de la AMP, la Escuela Una.- Asociación Mundial de Psicoanálisis (wapol.org)