Déborah Trovarelli
Al recibir la invitación a esta Noche de Escuela, primera para mí y primera a su vez como miembro de la Escuela, comencé a recorrer con mucho entusiasmo el argumento y los textos propuestos por la coordinadora. Allí se proponen dos interrogantes: el por qué una Escuela, la experiencia de formación que se espera que allí se atraviese y la implicación de la misma en la AMP y la Escuela Una.
Dos puntos resaltan para mí de dicha elaboración respecto a la Escuela: La hiancia estructural en el saber que constituye su ley y una política respecto a la AMP y a la Escuela Una atravesada por una lógica que incluye la función de lo éxtimo. De este modo hiancia y extimidad parecen ser dos condiciones de posibilidad de la Escuela.
Intentare recorrer la pregunta acerca de cómo sería atravesar una experiencia de Escuela que se sostenga desde allí.
Hiancia: la experiencia subjetiva de Escuela
J-A Miller en el texto La escuela de Lacan plantea que la misma está constituida alrededor de una falta, de un no saber que Lacan llama Escuela. Esto no hace desaparecer la antinomia de la institución analítica y de su experiencia (la analítica), con la paradoja que lo más importante en la Escuela no es lo que ella sabe, lo más precioso del saber de una Escuela es que ella sabe que no sabe.
La relación analizante – analizado es un vínculo social distinto del modo asociativo que vincula a los analistas entre sí. Para Lacan se trataba de una institución que no pusiera obstáculo al discurso analítico, una institución que pudiese favorecerlo y de esa manera no hacer una sociedad de analistas sino una Escuela constituida alrededor de un no saber qué es el analista, pero siempre buscando saberlo.
Lacan sostuvo que, aunque la institución analítica no fuera la experiencia analítica era una experiencia. De la creación de la Escuela de Paris decía que era una experiencia inaugural y no una simple técnica. No se trataba de algo artificial, los sujetos que vivieron el proceso de constitución de una escuela y el de sostenerla, atravesaron una experiencia subjetiva. Ese es un punto en relación a la creación de la Escuela en Mendoza que me interesa resaltar.
En el texto El analista y los semblantes Miller nos indica que apenas Lacan pronunció su Proposición del 9 octubre de 1967 frente a su Escuela escribió La equivocación del sujeto supuesto saber. La palabra “equivocación” no traduce de manera adecuada la palabra francesa méprise, hay que volver al sentido propio de esta palabra: “captura”, “toma”, “presa” y a lo que escapa a ese esfuerzo de captura. Lacan considera que el analista está determinado por la estructura de la méprise del sujeto supuesto por saber. Por eso, el problema con el analista consiste en que está determinado por algo que escapa. Lo cual se encuentra en todos los niveles de su práctica, así como en los de su posición subjetiva y en los impasses constitutivas de su existencia en grupo.
Miller allí compara al analista con los que si tienen la suerte de no estar determinados por esa estructura y están determinados por la captura de un saber. “Es más fácil trabajar duro para obtener una licencia, un diploma superior, luego un diploma súper superior y por fin el diploma que dice que ya no hay más diploma después. Es un placer trabajar para obtener una competencia que se puede verificar”. [1]
Para ilustrar esta relación Miller sugiere que, así como Marcel Duchamp hizo la obra extraordinaria, “La casada desnudada por sus solteros”, se debería imaginar una obra de arte, “El analista engañado por sus analizantes”, mostrando al analista vestido por sus analizantes.[2]
“Hay una ropa que no hay que comprar, y que no hay que dejarse regalar: el vestido de sujeto supuesto saber. Se observa que el analista quiere ese ropaje, y a veces prefiere quedarse en el círculo reducido donde le ponen esa prenda maravillosa, por miedo a ser desnudado por sus colegas y analizantes. Una Escuela no puede ser el todo de la práctica analítica, pero debe ser un lugar donde se dé la suerte de quedar al desnudo al entrar. Al modo del frontispicio antiguo: Nadie entra en la Escuela si no está desnudo”. [3]
Si el analista no se refiere de manera auténtica a ese agujero del no saber, no puede causar en el sujeto el deseo de saber, que es lo que califica a un analista. No puede transmitir ese deseo de saber si no tiene de manera auténtica con la hiancia en el saber.
La función de la extimidad
Del segundo punto del texto propuesto para el trabajo de esta noche me interesó especialmente intentar captar la función de extimidad como parte de la política de la Escuela que se lee en su doble vertiente:
Vemos cómo por un lado para poder sostener una política de la enunciación la Escuela necesita estar atravesada por la función de extimidad que la AMP cumple para la Escuela.
Además, se propone que dicha función estaría del lado de la Escuela Una que perfora el empuje a la una lógica del todo que en la AMP pueda surgir.
¿De qué se trata esta función que parece ser crucial para que la experiencia de Escuela se sostenga?
Mauricio Tarrab en su trabajo Tres para el psicoanálisis: Cartel, Escuela y Pase, la ubica en relación a la función del más-uno como el elemento no homogéneo del conjunto: “Cualquier sociedad puede superar el estado de dispersión en tanto un elemento más-uno permita formar el conjunto de los otros. Al más-uno, que Lacan extrae de la teoría política, le da otros usos más allá de evitar el estado dispersivo. Es un uso especial, con cierto forzamiento de ese elemento no-homogéneo, en donde ya percibimos un adelanto de la función de la extimidad”.[4]
Me interesa en este punto retomar el concepto de extimidad en la orientación de Lacan. Se trata un término que él inventa, un neologismo que aparece por primera vez en el Seminario de la Ética y remite al lugar de exterioridad intima. Si bien el término es de Lacan, se apoya en el hallazgo freudiano de lo Unheimlich (lo siniestro), en tanto este supone que lo familiar puede volverse extraño sin solución de continuidad.
Miller le dedica un curso completo y dirá que: “lo éxtimo es lo que está más próximo, lo más interior sin dejar de ser exterior. Se trata de una formulación paradójica ya que el término extimidad se construye sobre la intimidad. No es su contrario porque lo éxtimo es precisamente lo íntimo, incluso lo más íntimo. Esta palabra indica que lo más intimo está en el exterior, que es como un cuerpo extraño”.[5]
Vemos cómo la extimidad inventada por Lacan constituye una exterioridad que no deja de ser interior. No se trata entonces de la Escuela como una exterioridad pura a la cual dirigirnos, llegar, alcanzar, ni de un lugar de captura de saber o autoridad sino de una instancia que funciona como ese cuerpo extraño, que da lugar a una experiencia a la cual cada uno podrá consentir o no atravesar.
Mauricio Tarrab en el texto citado lo ubica como parte de la política lacaniana del siguiente modo:
“Para poner en acto una política de la enunciación hay que tener una teoría de la extimidad que pueda aplicarse al grupo analítico, para que el grupo analítico no se haga consistente. Y la política lacaniana toma en cuenta la tesis de la extimidad. Todos nuestros dispositivos ponen en acto la tesis de la extimidad, es decir la tesis que indica que hay que reconocer y soportar que lo más exterior es también lo más íntimo. Sin eso la política se deriva inevitablemente hacia la consistencia. Por otra parte, la tesis de la extimidad apunta a que lo local no se deslice inevitablemente por su ladera preferida hacia la comodidad, finalmente insoportable, del pequeño grupo”.[6]
Para concluir diré que para poder capturar algo de en mi propia experiencia de entrada a la Escuela puedo servirme del término extimidad y transmitir cómo la Escuela que constituía un lugar al cual me iba adentrando vía la experiencia de Escuela en Mendoza; al entrar como Miembro se volvió algo éxtimo, una externalidad ligada a lo más íntimo, experiencia que me encuentro atravesando.
[1] Miller, J.-A., (1991), “El analista y los semblantes”, Conferencias Porteñas Tomo 2, Paidós, Bs. As. 2010.
[2] Ibíd.,
[3] Ibíd.,
[4] Tarrab, M. “Tres para el Psicoanálisis: cartel, Escuela y pase”. Revista Cuatro más Uno. Nueva Serie, N.º 3. 2020.
[5] Miller, J-A., (1985) Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2017, p.14-15.
[6] Tarrab, M. “Tres para el Psicoanálisis: cartel, Escuela y pase”, cit.